“En una forma suave, usted puede sacudir el mundo” dice hoy la frase que encabeza la aplicación Sober Today en mi teléfono celular. Debajo de esa oración está la fecha de este día: 12 de mayo de 2022. De cuando en cuando suelo abrir esta aplicación en mi teléfono para ejecutar la broma del tiempo que he permanecido sobrio y decir orgulloso: ha pasado todo este tiempo, pero nadie lo está contando. Y mentira, tengo esa acumulación de números como la espada de Damocles sobre mi cabeza. Justo hoy, antes de iniciar esta carta en el procesador de textos, el acumulado de esa cuenta había llegado a: “dos años, siete meses, catorce días, doce horas, dieciocho minutos y veintidós segundos”. Esto significa que: siete meses y diecinueve días antes de que nacieras, mi cuerpo me exigió que dejara de destruirme.
Ahora que hemos llegado a la etapa de los peinados asimétricos, donde las preocupaciones de que no fueras a perecer ahogada mientras dormías han quedado atrás; ahora que tenemos miedo cuando no puedes defecar seguido, o cuando la fiebre te desajusta el termostato, o bien, cuando visitas el suelo constantemente, ya sea por deporte o por accidente. En este periodo en que todo parece una gracia, incluso los desaires que le haces a la gente que te quiere; así, entre otras muchas cosas que han pasado desde tu llegada al mundo, pequeña Midi, han cesado mis estúpidas ansias de poder escribir: “un verso que valga la pena”. ¿Qué significa un “verso que valga la pena”? En qué casa de soberbia estuve encerrado para llevar un objetivo tan pretencioso a cuestas. ¿Alguien a caso podría decirle a un poeta si sus versos valen o no la pena? Qué desgracia tan grande es vivir pensando en la utilidad de la poesía. A veces pienso este tipo de cosas. Otras tantas, me atormento con la idea de hacerte feliz. Pero eso tampoco, nunca, podré saber si lo he conseguido. Tú tomarás la elección de ser feliz o no serlo. Y mientras eso ocurra, mi único pendiente es mantenernos vivos y sanos, para poder descubrir el horizonte a tu lado.
Cuando crezcas y seas capaz de leer esto, quiero que recuerdes que en tu segundo día de cumpleaños clavé una frase en mi pecho para sangrar hasta escribirte aterrado que durante estos dos años que has vivido en el planeta, muchos días permanecí tentado a quemarlo todo, tomar una lupa y provocar un incendio en la hierba seca de este viejo cerro. Arrojar al hombre en que me he convertido a esa pira. Sin embargo, algo ocurrió, ya fuese el recuerdo de tu mirada indescriptible de asombro observando los mismos videos de internet o la forma en que mueves los hombros para pedir música y bailar, o quizá tu voz aún inteligible al narrar lo que ocurre a tu paso por el mundo. Algo, hay algo que me impide volver al hábito de ser ceniza. Hay algo que camina al lado de los números que incrementan la cuenta de la aplicación de mi teléfono, ese algo es el verdadero motivo para permanecer yerto, ese algo, pequeña hija mía, es la acumulación de lo que vives a cada segundo, el valor que das a la representación de las letras de tu nombre en mi vida.⚅
[Foto: Carlos Ortiz]
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