En la elección de 2021, Mario Moreno Arcos obtuvo más votos que ningún candidato priista a la gubernatura. Sí, hubo prácticas poco éticas, cañonazos de dinero y acarreo macizo. Nada que no se viera del lado contrario.
Haiga sido como haiga sido (dijera un deshonroso expresidente), obtuvo 580 mil 971 sufragios. Poco menos de 63 mil votos lo separaron de la candidata arropada con la inercia lopezobrodorista. Es la segunda menor diferencia en comicios a gobernador en el estado. Sólo después de los menos de 15 mil votos que hubo entre René Juárez y Félix Salgado, en 1999.
Lo logrado por Mario Moreno no es poca cosa. Congregó fuerzas, puso en predicamento el carro morenista y consiguió el impulso necesario para que el PRI no terminara como vil satélite en el Congreso local.
Aun así, al PRI de Guerrero se le ha ocurrido la grandiosa idea de hacerle el fuchi. Primero, le cerraron el paso en la contienda interna por el CDE. Después, varios dirigentes que manifestaron que irían con Mario Moreno “hasta las últimas consecuencias”, ahora guardan silencio cómplice. Por último, la flamante dirigencia ha dejado ver que podría valerle un comino si Mario Moreno se queda o emigra a otro partido.
Difícilmente (nomás por no decir que es imposible) el PRI de Guerrero va a superar los votos obtenidos por el cuestionado ex alcalde de Chilpancingo (no ganar ni en su casilla es una pésima carta de presentación). Y digo difícilmente porque ya no tienen (ni tendrán) la misma fuerza a nivel nacional. No retendrán las cuatro gubernaturas que ostentan. Tampoco han refrescado sus cuadros para diputados y senadores.
Pero aun así. Al PRI de Guerrero se le ha ocurrido hacerle el feo.
La diferencia entre lo audaz y lo estúpido es mínima. Casi imperceptible. A ver si al PRI de Guerrero le alcanza el tiempo para distinguirlos.⚅
[Foto: Gonzalo Pérez]
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