El Partenón de Zihuatanejo no será vendido. Tampoco será propiedad del municipio. En vez de eso, el gobierno del estado lo cedió en comodato. Se invertirán, según festivos boletines de prensa, 12 millones de pesos entre presupuesto estatal y municipal. La propuesta es que se convierta en un “espacio dedicado a la cultura”, en una “real casa del pueblo”, según la gobernadora Evelyn Salgado. El alcalde Jorge Sánchez, por su parte, anunció: “Será un referente y visita obligada para turistas y locales, como un nuevo espacio turístico cultural”.
Hasta ahí todo suena bien bonito.
Pero ahora viene lo complejo.
Vamos por partes. La administración del priista Jorge Sánchez ha cambiado la imagen de la ciudad. Sí, hay un Zihuatanejo antes y uno después de Sánchez en términos de infraestructura, de promoción turística, de impulso deportivo, de servicios y hasta de cobro de impuestos. Su Plan de Desarrollo Municipal debe ser uno de los más ambiciosos y visionarios en el estado.
Entre sus carencias está lo que podría ser un gran impulso para su administración: la cultura.
En la última parte del PDM se ubica el eje estratégico sobre el tema Social. Ahí, perdido entre varios programas prioritarios se lee: Fomento a la cultura que comprende 10 breves “líneas de acción” entre las que destacan las festividades, una orquesta infantil, “apoyo en la realización de eventos”, cursos de manualidades y Domingos Culturales. No es que lo anterior esté mal, sólo que no es suficiente.
En el gabinete del gobierno priista, que podemos revisar en línea, hasta el último está el Instituto Municipal para la Cultura y las Artes. De su titular no se sabe cuál es su trayectoria artística o sus méritos para estar ahí.
Tampoco sabemos cuál es el proyecto cultural del municipio. No hay formación, producción o promoción artística (la mayoría de actividades surgen por iniciativa de particulares). El ayuntamiento no ha creado talleres (talleres en forma, no de fin de semana) de arte. Tampoco se ha publicado un libro. (Sí, en mayo se anunció una “primera feria internacional del libro”, pero si uno revisa el cartel, se evidencia que ni fue internacional y que tuvo muy poco rigor literario. Los organizadores creen que literatura y libros son sinónimos; eso pasa cuando se llenan con política los vacíos culturales).
En el plano estatal están incluso peor. La cultura es una de sus grandes carencias cuando podría ser un gran impulso a su gobierno. De la secretaria de cultura poco se sabe de su trayectoria artística o sus méritos para estar ahí (por eso sólo se dedica a echar porras a la gobernadora). No se sabe cuál es el proyecto cultural del gobierno de Evelyn Salgado, porque, para empezar, no lo hemos visto.
El gobierno estatal ha enfocado su visión cultural en cajitas de Olinalá, máscaras, bailes regionales, huipiles y manualidades (no es que eso esté mal, sólo que no es suficiente). No ha publicado un sólo libro. Ni uno. Hay adeudos a creadores, pero sobre todo, hay un adeudo cultural con la población.
Con este escenario, no es difícil imaginar en qué puede terminar ese nuevo recinto cultural llamado El Partenón. Puede que acabe más inclinado hacia lo turístico, como salón de fiestas o como mero tinglado para actividades políticas. O tal vez ocurra lo de siempre: se llenarán con política los eternos vacíos culturales. ⚅
[Foto: Carlos Ortiz]
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