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Jesús Bartolo

Océano mar o el anhelo de un hijo

De un tiempo para acá en Guerrero un aire fresco y poético cruza estas tierras. Una generación de poetas jóvenes está tomando la estafeta de los que ahora cifran los cincuenta años. Aquél páramo que era la tierra sureña, se ha ido poblando de libros, de propuestas estéticas, de percepciones de la vida en el poema, los esfuerzos colectivos e individuales dan sus frutos.

Entre poetas y poetas una de las voces destacadas es la de Roxana Cortés, que ha ido con paciencia, disciplina, arduo trabajo escribiendo una de las líricas más intensas, propositivas. Muestra palpable y significativa es su reciente libro Océano madre, galardonado por el Premio Municipal de Literatura 2023 de Acapulco, que nombra, va nombrando a lo largo de la obra el anhelo, y ulula el deseo de ser madre: porque mi vientre se basta de sonidos/y el canto es recuerdo de que adentro. Gestación de la amarga/soledad que me guarece.

Teje fino, conciso, sabe que en la economía de lenguaje hay fondo, un cohete que expandirá su sonido en el que lee. El poema es un feto que al ojo va desarrollándose: ojos almendrados, manos, brazos y remata, aun incompleta eres bella.

Hace meses habitas en mí;/en mi cabeza, hace años. Mi vientre ensancha/te bordo/atemporal en mí/ser de agua. Insinúa que algo crece, algo se desborda en la carne, va tomando forma, el poema destella, es gusanito de fuego, crece en el vientre del libro, en el útero de la cabeza borda su propia luz.

Este canto al leerse te desgarra: doy a luz: te imagino, el anhelo es un mapa trazado en el vientre de alguien que no puede concebir. La carne de su carne es solo un verso que se gesta en soledad, la palabra que construye al hijo, hija de agua y sal.

Niña tiempo:

tu voz emite una ligereza ambigua.

Si digo agua, guareces mi vientre.

Si digo vientre, eres dibujo de luz.

Digo luz, y eres apenas un balbuceo:

tu voz de agua

tan líquida y migrante

dice aire

y vuelven en música y en poema.

Este viaje oceánido, página a página no baja de intensidad, se incrementa, imagen a imagen, metáfora a metáfora nos va decantando, deja su huella niña, lo que se urde en secreto, lo que se devela es que algo crece, pero el significado de ser madre no se concreta, pero también nos dice que se puede ser madre por aquello que no se alumbra en la carne, pero sí en el poema.

Busquen este libro, adéntrense en el por sus algas, por sus ballenas, por sus sombras. Escuchen cómo el agua dice hija y a la madre se le endulza la lengua, cómo la lengua desgaja ternura y lo que se zurce en el vientre se evapora y la realidad de nunca se desgarra.

Y vuelvo al principio. Aires nuevos renueva el decir de los poetas guerrerenses; el anhelo de ser los ha puesto en el camino de la trascendencia. Brindo pues, por la salud de lo que se está escribiendo actualmente. ⚅

[Foto: Carlos Ortiz]

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