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Franco García

The Batman, mucho mejor de lo que se creía


Para los fans del murciélago de DC Comics la nueva película ha cumplido con sus expectativas. The Batman (2022) simplemente marcó un antes y un ahora gracias al director Matt Reeves. Los fanáticos demandaban más sangre y acción, estaban insastifechos, exigían gráficos e historias apegados a los de los videojuegos (Arkham City) o a los cómics, con villanos más violentos, llevando hasta el límite al enmascarado.

Sentían que el trabajo de Christopher Nolan les había quedado a deber un poco después del fracaso de la tercera entrega. Aunque nadie duda que sus dos primeros trabajos de Batman fueron un éxito y su Joker, interpretado por Heath Ledger, pasó a la historia de los mejores villanos y filmes de superhéroes.

Pero regresemos los relojes. Recuerdo que cuando se filtraron las primeras imágenes de Robert Pattinson en las redes sociales la mayoría de los fanáticos del murciélago comenzaron a tirar hate, no le perdonaban ni las puntas de la máscara, que el personaje era demasiado grande para él, pues no olvidaban que el actor venía de la saga de Crepúsculo y cuyo resultado fue un enorme tache. Ninguno creía en Pattinson, resultaba difícil que lo miraran con otros ojos.

Lo mismo sucedió con Ryan Reynolds al interpretar a Linterna Verde en 2011. Sólo tuvo que esperar para que llegara Deadpool en 2016 y les callara la boca a sus haters. Y sí, también pasó a la historia de los mejores filmes de anti/superhéroes. Excepto que lo hizo con Marvel. No obstante, Robert Pattinson ya tenía filmes admirables como El faro, Tenet, Sin límites, High Life, El rey. Sólo le faltaba un punch para dar ese salto en su carrera artística. Hoy lo ha hecho, su papel es cuasi perfecto. Y sería muy adelantado decir que en estos momentos se encuentra por encima de Christian Bale y Michael Keaton, ya que aún faltan actores para interpretar a este personaje gótico.

Comparada la actuación de Pattinson, creo que las de Val Kilmer, George Clooney y Ben Affleck son un fracaso. No convencieron del todo, y de los dos primeros ni quién los recuerde. La nueva película de The Batman (con el reparto de Zoë Kravitz, Paul Dano, Colin Farrell, Jeffrey Wright, Andy Serkis y John Turturro) semeja al género del cine noir o neonoir. Mantiene una escenografía de tipo The Mandalorian y con un protagonista de apariencia emo, indiferente, solitario, con ataques de ira, tratando de preservar la memoria de sus padres.

A su vez nos presenta una Gotham City mucho más oscura y corrupta, haciendo de ella un personaje más en la historia. Una ciudad que huele a terror, melancolía y no para de llover y llover y llover. Hay algunos cinéfilos que dicen que cuando una película comienza con acción, tiene un gran final. Al parecer tienen razón. Una coreografía bien trabajada para que se sientan veraces las peleas, los golpes secos y contundentes.

La cinta inicia con un crimen, con el asesinato del alcalde Mitchell, la máxima autoridad, quien forma parte de la red de corrupción y la falsedad de la justicia en Gotham City. Demuestra que hasta el pilar más rígido puede tener fisuras. Esta escena es muy similar a la que ocurrió en Watchmen con el homicidio The Comedian, excepto que en The Batman tienen que resolverse más crímenes, ocasionados por un villano desesperado que reclama justicia y salga a la luz la verdad.

“No more lies”, será su lema. Trata de poner un stop a las mentiras de los políticos, fiscales y policías corruptos, quienes asfixian a la ciudad. Es decir, al material desechable. El tráfico de influencias y de drogas (drops) se apropia de una ciudad decadente. El Acertijo, inspirado en el asesino Zodiac y en el villano John Doe, de Se7en, es un huérfano, un frikieado, un flacucho, un nerd aficionado a los acertijos, un arma poderosa e ingeniosa, juegos que ocultan toda clase de enigmas y pueden llevar hasta el límite a alguien si se encuentra en una situación extrema.

El Acertijo narra su sentir sobre la crueldad y la locura de la ciudad, muy a lo diario personal (de nueva cuenta un guiño al diario de Rorschach), además de que pondrá en duda la reputación de la familia Wayne una vez que exhibe su pasado. De momento pareciera que el espectador se adentra a sus notas para comprenderlo, hacerlo cómplice y conforme avanza la película mermará al superhéroe con el desciframiento de los acertijos.

Este nerd convocará, por medio de las redes sociales, a personas que desean ver hundir a la ciudad, a mentes muy fáciles de manipular. Vamos: generar caos al no existir otra salida. O quizás su objetivo era mantener el equilibrio ético y moral de la sociedad a través de la violencia. Ese afán de demostrar a la clase baja que la élite (como la familia Wayne) y la burocracia es rapaz y escoria al anochecer, que ambiciona más concentración y acumulación de riqueza.

Por otra parte, si en la década de los veinte Al Capone y sus gánsteres eran dueños de medio Chicago, en The Batman los italianos Carmine Falcone y Salvatore Maroni son dueños de media Gotham. Ellos son los que mandan debajo de la mesa. Sin olvidar, claro está, al otro hampón: Oswald Chesterfield Cobblepot, mejor conocido como el Pingüino. En los cómics este personaje ayudará en ciertas ocasiones a Batman para atrapar a otros criminales, razón por la cual no lo lleva a prisión por ser un soplón.

Estos mafiosos son la otra cara de la rivalidad que enfrenta Batman y sus aliados Selina Kyle, Gatúbela, (audaz ladrona y deseosa de venganza) y el comisionado James Gordon (el policía incorruptible). Bruce Wayne, el magnate de Gotham City, llora por dentro, sólo encuentra refugio en Alfred y Gordon. En un mundo oscuro, su lealtad es luz. Nadie es lo que aparenta en Gotham City. Basta con mirar detenidamente cada perfil de los ciudadanos que viven bajo la sombra de la injusticia, subyugados por el poder político. Cuánto lamento, cuánta rabia existe en ellos, que la mayoría opta por una vida artificial. La mentira, la teatralidad de la política.

La banda sonora, a cargo de Michael Giachinno, es un plus, cada acorde fluyendo con los diálogos, con los planos. Realmente el soundtrack de “Something in the way”, de Nirvana, se acopla a lo tétrico de la ciudad.

Tal vez The Batman no sea acreedora a un Óscar, y quizás no lo necesite, pero vaya que ha hecho soñar a muchos fanáticos, cinéfilos, a guionistas, a fotógrafos, con su nivel visual. Sí, una película de acción, suspenso o detectivesca. De mejor calidad narrativa. Una obra maestra, el resultado de lo que ya no es una película de superhéroes, dirigida para un público selecto y demandante.

Una historia que se mantiene gracias al misterio donde el tiempo transcurre hasta alcanzar el clímax perfecto. Batman es el reinicio, la metáfora, el dilema de la identidad. Es la venganza. La propuesta de Matt Reeves nos lleva a preguntar: ¿a qué aspiran los ciudadanos en un mundo convulso de violencia? El capricho del ser humano es la supervivencia, la batalla diaria. Esta es la pirotecnia de las palabras, de las imágenes en The Batman: encender la esperanza, como la batiseñal.⚅

[Foto: Carlos Ortiz]

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