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  • Franco García

Attention, please! A little flashback de lo tropical

Primer acto [remake]: Ya lo he dicho en algunas ocasiones que por ahora no escribo para ganar premios o becas literarios. Uno: no tengo talento; 2) soy amateur y me siento cómodo así; III: publicar libros sí (si Ovidio se apiada de mí, claro. I hope.) Repito: para becas y premios no alcanzo. No more/game over. Jamás ha estado en mi mente depender de la escritura, como tampoco creo aportar nada relevante a la literatura guerrerense. Es un hecho. Escribo básico, como lumpen, aunque de vez en cuando vista saco y corbata por cuestiones de trabajo. Me encanta publicar en revistas de vida media porque así es la mía. Por eso le tengo n-cariño a cada espacio minúsculo que me permiten entrar. Sin embargo, seamos sinceros: escribir es de valientes y de contar con muchísimas relaciones públicas para triunfar sanguijuelamente. En mi caso sólo cuento con lo (menos) importante: disfrutar. Un regalo de la rana Descartes: Lloro, luego río.

Segundo acto [Boom beach]: La literatura en Guerrero es dinamita y carente de difusión. Sí, por la propia Secretaría de Cultura. Un tema político y polémico a la vez. Se reconocen a dos o tres autoras o autores fuera de la tropical zone. Viven en la onda zen de otros espacios. Emigran y cumplen sus expectativas. It’s okay, sólo que no me agrada que al resto de la literatura guerrerense la tengan como los huevos del toro: hasta atrás por parte de nuestra propia secretaría. Esa falta de presupuesto. Por ejemplo, admiro a Brenda Ríos como gran ensayista que es y me gusta lo que escribe. En mi opinión, la mejor ensayista del momento guerrerense-mexicano. Tiene buen ojo. Vaya que lo tiene. También he leído a Citlali Guerrero, a Iris García Cuevas, Analí Lagunas, Patricia Gutiérrez, Vanesa Hernández, entre otras. A las poetas Adriana Ventura, Roxana Cortés, Argentina Linares, Azul Ramos, Flor Venalonso, Marillén Fonseca, entre otras. Chido por ellas. Congras. Ojalá logren más. Están en su punto de cocción. Con ninguna me he sentado a charlar. Mejor. “Por sus libros las conoceréis”. Luego vendrán Paul Medrano, Federico Vite, David Espino, Jesús Bartolo, Ángel Carlos Sánchez, Antonio Salinas, Ulber Sánchez, Abraham Truxillo, Emiliano Aréstegui, Noé Israel Borja, Pedro Serrano, Edgar Artaud, Pepe Rojo, Eduardo Añorve, Noé Blancas, Jorge Manzanilla, René Rueda, Andrés Acosta, por mencionar algunos. Don’t forget a José Agustín y a nuestro mayor Vampiro y alabado por Alberto Fuguet: Luis Zapata. La lista es larga, se me “espantan” los nombres de la lengua. Sorry. Tampoco me he sentado a charlar con todos ellos. Eso es bueno. Vivo en mood fan & detrás de los reflectores. Punto. I´m fine. Lo chidone es que han logrado cosas inigualables. Cada una y uno han puesto en alto la literatura local, marcando una long tradition. Sus nombres pesan a nivel nacional. Ya no importa si dejan de escribir. Lograron poner algunos cimientos para las siguientes generaciones. Sus temas varían: realismos sucio o mágico, erotismo, terror, ciencia ficción, fantástico, noir, non fiction, barroquismo, costumbrismo, etcétera. Da igual. Lo curioso es que la violencia es un gen muy dominante en cada autora o autor. ¿Es que acaso los guerrerenses son violentos? Es bien sabido que el ser humano es violento por naturaleza, comenzando por su cruel obsesión de ser feliz a toda costa. Entonces, la literatura guerrerense evidencia tanto las hazañas como el lado perverso o vil de la zona caliente. Se parte de un contexto político, económico, social y cultural para la búsqueda de la esperanza en la palabra escrita y oral. Es decir, el (re)encuentro del Yo. Un espíritu melancólico pero a su vez aguerrido. Ese vertiginoso retrato del infierno que llevan al interior. En la mayoría de la narrativa tropical se encuentran personajes de las clases baja y media, de habla popular, en caóticos espacios, subterráneos. Uno lee poesía en voz alta y de inmediato uno se empapa de nuestra poética pobreza. Si bien se lee muy atrevido la romantizamos, precisamente, por esa obsesión a la esperanza, de reclamo al hartazgo de la miseria que nos rodea. Violencia y esperanza, como némesis. Huelga añadir que Charlie/Charly/Karl/Carlos Ortiz le tira a los cortometrajes. Me agradan, son chingones, con flow, actuales y espero logré sus metas cinematográficas.

Tercer acto{The Millennials club}: Los de mi generación —los de los ochenta— son más poetas que narradores. Buzos: no tengo nada en contra de los poetas. Me gusta la poesía y la consumo con buen apetito. Sólo que me inclino más por la narrativa, en especial por lo breve. El cuento o la minificción, pues. It’s true. ¿Qué tienen que hacer las nuevas generaciones? Seguir explotando y explorando sus conocimientos, ser aguerridos. Si se trata de romper con la tradición, oquéi, venga pues, a trascender fronteras. El reto es enorme y no se trata de cargar en hombros a sus predecesores, pero sí de disfrutar de manera sana y positiva lo que les inspira. Nadie duda que tengan talento y la onda es maximizarlo, no minimizarlo. No me sorprendería que un día lleguen más premios nacionales e internacionales para los de mi generación.

Cuarto acto (Eppur si muove): La literatura guerrerense arde a no poder más, aunque es marginada por el centro y norte del país. Está y no, como el resto de los pequeños estados. Simple: la miran como Tropical Paradise: playas, mariscos, sol, sexo desenfrenado, pieles morenas, movimientos estomacales, folclórica, etecé. Para pasar un rato, sin calidad literaria (?). Un cliché, one fuck date. ¿Debería actualizarse y cuáles serían los temas a tratar entonces? What do we talk about when we talk about Guerrero's literature? En fin. Se hace lo que puede, people dixit. Hay ferias/festivales de libros. And then? No pasamos de un mero acto. Lamentable. Again: dos o tres triunfan. El equipo de trabajo es lo que importa, unir fuerzas al puro estilo guerrillero vietnamita. Lo difícil es sobrevivir; lo divertido es morir en el intento. ¿Utópico/rosa/melancólico? Yep. Maybe. Por ahí está el Colectivo Cultura Tarántula Dormida, Capote y Flecha Roja dándole de palos a la cultura del estado. Vamos: haciendo pum-pim-pam, como reacción en cadena. Cool. Existen más guerrerenses underground que escriben-sueñan-ambicionan sacar a adelante la literatura local. Que miren pal Sur con ojos de respeto. Here we are! Y neta, qué fome que de repente entre mismos guerrerenses se tiren hate por tonteras. Esa ñonga es ridícula. No soy fanático de los equipos/clubes (porque ni cuento con membrecía), sino de la literatura que se escribe, de la Vieja o Nueva. O como le llamen. No soy juez para decir qué es bueno y qué es malo. Si no me gusta cierta autora o cierto autor, fácil: no compro su buc. O evito su amistad. Pero subirme a un ladrillo y desde esa altura lanzar cuanta perorata me venga en mente me parecería patético. Sólo le tengo cariño a la literatura sureña por su valentía y esperanza que inspira. Y la leeré mientras no contraiga cáncer en los ojos o se metamorfoseen kafkianamente.

Quinto acto {bonus track & exit}: Un mezcal a su salud y que siga la cumbia, hip hop y rap, que pa’ luego es tarde. Hip. ⚅

[Foto: David Espino]

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