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Danza de jaguares

Refugio Pereida

Le llamo por teléfono para saber si ya comió. Me contesta:

—Entré a tomarme una cerveza light —porque desde que supo que tiene diabetes, trata de cuidar su salud—. Y quería comer unos tacos, pero aquí no entienden mi español de Chiapas —dice con enfado.

El poeta habla tseltal, tsotsil, entiende el zoque y el español. Con el zoque le habla de amor a su pareja, la también poeta Elvira de Imelda Gómez. Aunque en las otras lenguas ha ofrecido su ‘chacam’, poesía del viento, de las alas de la abeja, ser que origina la polinización de la vida. Sus versos han sido traducidos al alemán.

Está enojado. ¿Quién no se desespera cuando el alimento no llega? Y ¿quién no se encabrona si la chica del Salón Corona (ubicada en calle Francisco I. Madero, cerca del Zócalo de la Ciudad de México) te mira como si le estuvieras hablando con palabras extrañas, y te ve con desprecio, finge no entender que quieres una cerveza light y unos tacos?

Sí, el mismísimo Salón Corona donde su clientela es, en gran medida, de la comunidad artística, y donde hemos ido a tomar una cerveza después de un mitin, para ver un partido de fútbol o para reunirnos con el “Chatito”, la “Reinita” o el “Mi Niño”.

El “Mi niño” sí que nos consentía, pero ya no trabaja ahí. De él no había que quejarse ante el Conapred, al contrario, daba gusto verlo.

Me doy prisa para encontrar al escritor frente al Palacio de Bellas Artes. Fuimos a comer a otro lugar. Tomamos agua de pepino con limón. Disfrutamos de una ensalada primavera. Aplacamos el hambre. En la noche bebí una cerveza y él, posh o pox que trajo desde Chiapas. Siempre pienso que esta bebida me tranquilizará el alma.

Su padre fue presbiteriano, pero él afirma:

—Yo crecí huérfano [se refiere a la religión] porque no me hice católico hasta que me casé con Imelda.

Sin embargo, su poesía habla de un coro animista donde el espíritu de la montaña o el Ajaw es omnipresente. Cada personaje de la naturaleza tiene un poder de creación, de destrucción, tiene una fuerza que le hace guardarle respeto, veneración, incluso, temor.

Después de una larga conversación, leyó algunos poemas. Me dedicó su libro: Sbeel ch'ulelal, Andar del alma, en el que se encuentran intensas poemas eróticos, de este escritor que ha publicado más de seis libros bilingües, ha recibido becas y reconocimientos como el IX Premio Internacional de Poesía del Mundo Maya Waldemar Noh Tzec. No por nada, trabajó en sus palabras literarias acompañado por Carlos Montemayor.

De Armando Sánchez, Carlos Córdoba comenta: “ahora, el incienso lírico de Oxchuc, Chiapas, heredero de la mítica maya de Tecum Uman, venera la poesía por medio del presente poemario, intitulado Andar del Alma”.

“Los creadores mayas, publican dos obras en una. Escriben en lengua poética propia, y la traducen”.

Los ojos del Poeta leen los cerros sagrados de su tierra, ahí descubrieron que “El alma llora, /desahoga con dulces lágrimas su vida, / en la soledad de la ternura del día”. Se baña de Sol y ritmo lunar, se desnuda y convierte en el Alma del Ajaw; mira, desde lo alto. “En la tierna luna del anochecer / sobre la colina / danzan los jaguares para liberar al ch'ulel de la tierra y de los vivientes sobre la colina”. ⚅

[Foto: Gonzalo Pérez]

 
 
 

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ELSA DIAZ AVILA
ELSA DIAZ AVILA
Jun 07, 2023

Bonito...

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