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Témoris Grecko

Derecho de queja y poder


Abrazos no balazos. En la visión del presidente, eso es todo lo que hay en seguridad pública. Y si después de perder a dos de los suyos asesinados, los jesuitas dicen que los abrazos ya no les sirven para cubrirse de los balazos, AMLO se enoja y los acusa de calderonismo, de no cristianos. Ni un poquito de empatía.

Andrés Manuel cree que cualquiera que se queje (feministas, ambientalistas, periodistas, familiares de desaparecidos, da igual) no lo hace porque tiene un motivo legítimo, importante, sino que es parte de una campaña contra su gobierno.

No. Quejarse no es servir a la mafia del poder —una mafia que, por cierto, sigue muy en el poder—. Quejarse es un derecho y el poder tiene que respetarlo. Y más que eso, escuchar y atender, porque son las voces del pueblo, al que debe servir.

Si uno dice que los abrazos no están funcionando, no pide balazos ni calderonismo ni trata de sabotear al gobierno (y lo cristiano no tiene que ver en un estado laico). Pide reflexionar qué está fallando. Reconsiderar. Modificaciones, correcciones en el rumbo. Buscar nuevas ideas.

El crimen organizado crece. En cuanto a homicidios dolosos, en mayo superamos los 121 mil del sexenio de Calderón y, como van las cosas, cuando este sexenio llegue a los 4 años y medio superaremos los 156 mil de los 6 años de Peña Nieto. Las estadísticas gritan.

La seguridad es algo extremadamente complejo, mucho más que dos simplificaciones antitéticas. Entre los abrazos y los balazos puede haber muchas soluciones.

Quizá, como corresponde a una perspectiva social progresista, mucho más cerca de los abrazos. Ojalá.⚅

[Foto: Carlos Ortiz]

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