Hay una idea que me rondaba desde que era niño: el mundo que conocía gozaba de una estabilidad perpetua. Nada podía alterar la normalidad que veía todos los días. Una tarde pasaron en el Canal 5 —cuando todavía no había cable ni internet— un falso documental conducido por Orson Welles: The man who saw tomorrow. El filme, estrenado en 1981, especulaba con las profecías de Nostradamus, un personaje desconocido para mí.
Para quien alguna vez se haya acercado a las famosas centurias del vidente, sabrá que pueden aplicarse a casi cualquier cosa. Sin embargo, alguien de 15 o 16 años —como yo en aquel entonces— era presa fácil del tono alarmista y apocalíptico de la película. Recuerdo, en particular, la última parte: a través de las sentencias del profeta francés, se presentaba una última confrontación mundial: un líder árabe —caracterizado como un príncipe de Las mil y una noches— lanzaba un ataque con misiles a Estados Unidos. Siguiendo la línea de las centurias, los antiguos enemigos, Estados Unidos y la Unión Soviética (las profecías pasaron por alto que, en el futuro, colapsaría la URSS) se unirían para hacerle frente al anticristo de Medio Oriente.
Cuando Estados Unidos invadió Irak en el 2003 recordé el filme sobre Nostradamus. Por supuesto, para entonces sabía que era un producto que tenía que ver más con la ficción alarmista de los 80 que con alguna investigación seria. En aquellos años llegaron a México —vía el cine o la televisión comercial— varias películas que explotaban escenarios apocalípticos, propaganda que aún abrevaba de la Guerra Fría.
Vi algunos documentales que retrataban a los primeros apocalípticos, estadounidenses que construían búnkeres en sus patios o acondicionaban sus sótanos ante la inminencia de una guerra nuclear. Trataba de imaginar cuántos recursos necesitaría para imitarlos. ¿Podría estar encerrado, por mucho tiempo, sin tener certeza de lo que ocurría en el exterior? Mientras mi imaginación se perdía en esas suposiciones, México entraba en crisis cada vez más severas. Los 80 clausuraron los sueños del progreso que la élite vendió por muchos años.⚅
[Foto: Carlos Ortiz]
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