Comencé a escuchar el 97.7 de Radio y Televisión de Guerrero (RTG) hace unos 30 años, cuando me vine a vivir a un poblado de Guerrero, cuyos habitantes no rebasan a los que entran en un vagón del Metro.
En aquellos años solo tenía una radio grabadora Panasonic a la que le conectaba una antena rómbica. Era una maña muy usada entre el diexismo (una afición en vías de extinción). Gracias a eso, podía escuchar estaciones (de AM, obvio) que provenían desde muy lejos, especialmente en las tardes.
Recuerdo que elegí RTG por la variedad en su programación y porque era FM. Desde el pop más comercial, hasta el house, rock o electrónica. Claro, era una estación de Estado y no olvido los anuncios que se emitían con el entonces gobernador Rubén Figueroa Alcocer (sí, el de Aguas Blancas), en los que, luego de emitir su boletín, una voz decía: “Caminando con el pueblo”, con el tema Fourth Rendez-vous, de Jean Michel Jarre.
Hubo épocas en que la escuché más, sobre todo cuando tuve mis primeros empleos como encargado en una planta purificadora de agua o como pelador de pollo. En otras fue menos porque ni siquiera tenía una radio a la mano. Pero nunca me alejé del todo. Incluso, con los años, me hice asiduo visitante a la cabina de RTG en Chilpancingo, donde hice buenos amigos y conocí mucha música.
Luego me fui a Acapulco. La barra programática se amplió y se adaptó a los tiempos que siguieron. Había rock, sí, pero también pop, electrónica, house, jazz, regional y hip hop. Era la primera década de los dosmiles. El acceso a la música seguía siendo mediante discos (originales, piratas y quemados), las estaciones de radio y algunos mp3 que ya andaban colgados por ahí.
El escenario radiofónico en Guerrero era (y lo sigue siendo) limitado: casi todas las estaciones se abocaban a la payola o a lo más choteado del regional. Solo RTG destacaba por la variedad de su contenido.
Por el lado de los locutores, el asunto no era menor. Gente con mucha experiencia tiraba netas sobre tal o cual cantante o disco, producción, géneros o hasta de equipos de audio. Se notaba preparación, pasión y mucho conocimiento (musical, cultural, social). Dejaré de lado el tema de sus noticieros, pues como ya sabemos, RTG es una estación del Estado y por ende, su oferta suele alinearse con el gobierno en turno.
Todo cambió con el gobierno de Evelyn Salgado.
A poco de ganar la elección, en RTG comenzaron a transmitirse promos amenizados con chile frito y la frase: “La radio de los guerrerenses. Próximamente”. A medida que pasaron los días, en la programación empezaron a aparecer canciones de Los Yonics, Joan Sebastian o La Luz Roja de San Marcos.
Ya para el cierre de año, la transición se completó. Ahora se escucha música popular guerrerense, pero también de otros estados de la república. Es decir, se oye a Lado Oscuro, a Bertín Gómez, a Los Karkiks, pero también a Los Mier, al Súper Show de los Vázquez o La Sonora Santanera. También se programa música de otros países. A veces ponen trova, salsa, cumbia norteña, cha cha cha o danzón.
No está mal, sin embargo percibo que el nuevo RTG se les está haciendo un batumbo. ¿Si lo que se busca es difundir la música hecha por guerrerenses, porqué no se incluye a grupos guerrerenses de rock, de reggae, de rap o de progresivo? Ahora que si sólo se busca música regional guerrerense no toma en cuenta a muchísimos grupos emblemáticos del género (pienso rápido en Los Donnys de Guerrero, en Los Armadillos de la Sierra o en Los Bichos). También noto cierta preferencia por algunas agrupaciones, pues repiten canciones en el mismo día o bien, ponen varias de la misma agrupación.
Entiendo que se cocina una nueva identidad radiofónica, no había necesidad de excluir manifestaciones musicales bien arraigadas en el estado, que no son precisamente sones de tarima, cumbias o chilenas.
No siempre los nuevos tiempos son mejores. Parece que esta vez tendré que alejarme de RTG por causas estrictamente de producción radiofónica. Ni modo.⚅
[Foto: Carlos Ortiz]
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