—Y es precisamente eso lo que vamos a discutir. Si puede irse ahora o tiene que quedarse.
La sociedad mentalmente sana del gran Fromm.
Rubem Fonseca.
Me gusta este lugar por su aspecto de plaza pública de pueblo, dije en el primer Me gusta este lugar, porque en sus luces se crece entre los cerros como una ciudad que pronto será enorme, escribí en el segundo Me gusta este lugar. Me gusta el pay de queso dije en el tercero y ahora agrego: Me gusta Chilpancingo por la magia que pervive en todas partes. Por ejemplo en el elopozole, pues con 100 pesos pueden comer cinco personas. Me gusta este lugar por su esa psicósfera que te lame la espalda presintiendo lo sórdido como una lengua de diablo. Me gusta este lugar por las sorpresas de su de repente, como hoy por la mañana cuando una cuadrilla de jóvenes bachilleres, limpiaron los años asentados en las banquetas y el asfalto de la avenida Américas.
Me gusta este lugar por su piel y su jeta hiperrealista. Me gusta que el presidente esté orgulloso de nuestra gobernadora, pues según dice, el presidente, la señora trabaja muy bonito, y dice también que es muy trabajadora. Eso a pesar de los muertos y del narco y de los muertos que arroja el narco y de los feminicidios. El presidente dice estar orgulloso de la administración de la gobernadora y yo me siento contento porque nada es mentira y todo es verdad cuando sale de la voz del presidente y lo mismo ella, que el gobernador de Monterrey, son dignos y loables próceres que en su proceder le levantan el copete a nuestro juarista favorito. Me gusta este lugar porque quiero hacerme amigo del director del zoológico y convencerlo de hacer una barbacoa de hipopótamo, y es que ¿Cuántos, kilos, cuántos tacos de barbacoa saldrían de ese el más gordo de los cuatro hipopótamos de nuestro zoológico? Además me gustaría hacerme una botarga con todo y máscara de hipopótamo pues en la Universidad, antes roja, antes pueblo, se invita a hacer un desfile, carrera o pasarela de botargas y a mí las botargas me parecen señales que anuncian el fin del mundo. Y luego podría usar la botarga de gabardina y hacer un performance en el Huacapan.
Me gusta este lugar porque las ferias de libro son canjeadas por espectáculos supinos y un montón de porristas son capaces de llenar lo que antes fue el Congreso de Anáhuac. Me gusta este lugar, me gusta sus calles de noche y el aullido del viento. Y me gusta porque los funcionarios aquí se vuelven poderosos y a los toros se les ofrendan cabras africanas y porque en este lugar podemos, si tenemos los amigos adecuados, ir a cazar bestias al zoológico, ya dije. Me gusta saber que tenemos un chango famoso que luce su enojo y si tienes suerte te puede acalambrar con un lance de mierda. Me gustan las iguanas que parecen animales que están a punto de morirse, ahí, en esas jaulas en las que se les adivinan las piernas rotas. Este lugar en el que los felinos desaparecen de sus jaulas si a algún funcionario de la 4a te se le ocurre tener un desplante de priista o de perredista para recordarnos que en el fondo y en las formas todos son los mismos.
Me gusta este lugar porque hay tuba y la tuba me es más preciada que el chilate. Y me gustan los eventos que organiza el colectivo La tarántula dormida porque uno puede conocer no sólo a los autores sino también a la familia de los autores, a los hijos, padres y abuelitos y además de encontrarse con los tres gatos de siempre, hasta parece que salimos de un zoológico para tomar mezcal y disfrutar los muchos encantos que tiene esta ciudad que pareciera no tener mucho que hacer más allá de ir a plaza galerías o de ir a entregar cada quincena al Aurrera.
Me gusta este lugar porque el mezcal guarda al diablo y al espíritu santo y aquí hay mezcal en todos lados. Me gusta El Calehual y sus mil quinientas máscaras y me gusta la voz y la palabra de José Luis Correa y su forma de leer el mundo. Me gusta salir corriendo para llegar tarde a todos lados y me gusta que Pedro tiene la colección de El Santos y a mi hijo le gusta leer a Jis y Trino. Me gusta que Tixtla está a tiro de piedra y su mercado es un laberinto en el que uno puede perderse mientras engorda buscando las gordas de doña Nati. Me gusta comer elopozole porque con 100 pesos alcanza para comer jueves y viernes y esto me hace pensar que el pozole está sobrevalorado. Igual que el chilate. Me gustan la tuba y el elopozole y también me gusta el atole de garbanzo.
Me gusta este lugar porque además de con jaguares, los chilpancingueños se identifican con gatitos o perritos, o cualquier otra cosa que pongan en un meme y eso me hace sentir que todo lugar es el mismo lugar y que toda persona está buscando decir sí soy, o sí me representa, así sea un jaguar o un gatito o una rana verde hablando de dinero y vacaciones. Me gusta este lugar porque me recuerda que en realidad todos, y en todos lados, somos lo mismo: cada vez más iguales, cada vez más igualados y cada vez más igualizados, así estemos rellenos pozole, garnachas o hot-dogs. ⚅
[Foto: David Espino]
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