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Carlos F. Ortiz

Sicarios en las calles de la ciudad donde vivo

Actualizado: 12 abr 2023


¿Qué se debe de considerar como un encuentro? ¿Cuánto debe de durar para llamarlo encuentro? Se considera encuentro que dos viejos amigos se topen por la calle y sólo intercambien una mirada breve, puede uno llegar a casa y decir: “me encontré con Juan, ¡qué viejo que se ve!”

Se encuentran dos personas que en un punto del espacio se cruzan. Sí es así, yo me encontré con un sicario.

No fue un encuentro en un lugar determinado, fue un accidente del tiempo y del espacio. Si se puede nombrar de alguna manera, creo que esta es la más correcta.

Claro no hubo un saludo, ni siquiera pude observarlo. Pasó corriendo y de largo, cerca de mí. No podría reconocerlo en una fila de sospechosos como se ve en el cine. El encuentro fue tan fugaz como la luz de un relámpago. Dos puntos que en un momento se cruzan, pero ninguno incide en el otro, cada uno sigue su camino.

Yo venía subiendo por la calle Quintana Roo, en el centro de Chilpancingo, casi llegando a la esquina con avenida Juárez, cuando un ruido sordo —no sé si es preciso este oxímoron para describir ese ruido, pero así fue— se escuchó de pronto. Pensé en el escape de un auto, una llanta que se poncha, cuando un hombre pasó corriendo por mi lado. No se me hizo extraño. Eran las nueve de la mañana, hora de las prisas para llegar a tiempo al trabajo. Al doblar la calle vi que todas las personas estaban orilladas sobre la pared. Pensé que quizá había temblado, aquí no son extraños los temblores. Al acercarme a una conocida le pregunté incrédulo qué sucedía. Con el brazo me señaló a un hombre dentro de su coche. Tenía la cabeza hacia arriba, como si mirara el techo de su automóvil. Afuera una mujer cargaba un niño y una niña. Lloraba, histérica. Decía con la voz temblorosa que acababan de matar a ese señor.

Los encuentros son en ocasiones extraños. Nunca había estado tan cerca de un lugar donde hubiera ocurrido un asesinato. No había visto la cara de las personas asustadas, de los familiares aterrados, de la angustia del momento. No es como en el cine. La policía tardó más de dos horas en llegar, en acordonar el lugar y retirar al tumulto de mirones que alimentaban su morbo.

Observé al hombre. Sólo se podía ver una sombra recargada en el asiento. Observé la hora. Se me hacía tarde. Me marché para llegar a tiempo para checar, y no tener un retardo que luego con seguridad lamentaría. Imaginé que ese hombre ya no tendría que preocuparse por eso. No fue el pensamiento más sensato que he tenido, pero igual eso pensé.

Les conté a mis compañeros. Me dijeron que si quería algo para el susto, pero no estaba asustado. No en ese momento.

Ya en la tarde pensé con un café en El Edén sobre lo sucedido. Pensaba en el encuentro con el hombre. Con el asesino, el sicario. Qué hubiera, porque los hubieras siempre llegan sin permiso y comienzan a recrear una realidad alterna, ficticia, pero que mueven un poco las cosas. Sacuden esos hubieras la mente de uno, el alma.

Pero digo qué hubiera pasado de chocar con ese hombre. Si me hubiera visto a los ojos, si de pronto imaginara que yo lo podría reconocer, y así de pronto también podría descargar su furia sobre mí. El hubiera crece como algo oscuro en mi mente. Un cáncer de las posibilidades trágicas.

El hombre pasó como una sombra irreconocible. Yo doblé la esquina, y observé a todos asustados, de espaldas contra la pared. Orillados por el miedo. Un hombre se encontraba muerto en el asiento de su auto, su esposa y sus hijos en la calle llorando a gritos. La histeria que se vuelve la histeria de todos. El miedo que va buscando el cobijo de todos. El terror colectivo que se adueña de las calles.

Un encuentro es eso. Un encuentro es lo circunstancial. Lo accidental. He vuelto a pasar por la avenida Juárez desde aquel asesinato. Han puesto unas flores. Una cruz. Yo digo que para retener en nuestra memoria lo sucedido. Sé que es por otras razones. Yo insisto que es para no olvidar que uno de pronto se puede encontrar con un sicario, con unas balas. Con la muerte. ⚅

[Foto: Carlos Ortiz]

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3 comentarios


Angel Enriquez
Angel Enriquez
12 abr 2023

La narración de la historia amena y con puntos de interés. El tema único.

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Lupita Cabañas
Lupita Cabañas
10 abr 2023

Uff Carlitos... abrazo fuerte otra vez amiguito.

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Jaime Irra Carceda
Jaime Irra Carceda
10 abr 2023

Buena crónica. Mi abrazo.


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