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  • Franco García

Sutil secreto


He aquí el secreto de mi felicidad: siempre estoy esperando la muerte. Me he dejado llevar por el canto de las sirenas del abismo. Ya no aspiro a grandes metas, sólo las posibles. Fui marxista y keynesiano, católico y ateo. En la actualidad un simple peatón. No escribo para ganar premios o becas, y el único premio que de verdad espero es el silencio del olvido. Me he conformado con vivir en el anonimato, merodeando en librerías, cafeterías u hoteles de paso; comprando juguetes o ropa en tianguis. Y mejor aún: charlar con amigas y amigos, que dedos de una mano me sobran. Cuando naces con alguna enfermedad crónica tu concepto de vida cambia. Todo cambia. Follas más, comes más, bebes más, sales más, etcétera. Y si se trata de amar, echas el corazón al asador para que arda al rojo vivo. De niño soñaba con cambiar al mundo hasta que un buen amigo de la universidad me dijo que eso era algo titánico. No imposible, sino titánico, pesado, noqueador. Que era más fácil fumarse un porro que convencer al marihuano de no venderlos. Año después lo entendí. Hoy me conformo con —al menos— hacer sentir bien al prójimo más cercano. Gracias a que crecí en la oscuridad puedo ver con mayor claridad la honestidad y empatía de quienes me rodean. Sólo entonces valoras la mano tendida y el plato de comida que te ofrecen. Sí, desde luego que me asusta morir. Sí, mi vida es un reloj de arena. Sí, Dios juega a lanzar los dados sobre mi famélica esperanza. Ni duda cabe. Con el paso de los años uno se vuelve amarguetas, onda zen y, pese a todo, trato de sacarle el máximo provecho a mis actividades y sonreír lo mínimo. Trato de hacer que un par de billetes me rindan a la semana o al mes, maximizar lo que está a mi alcance. El reto es dar el siguiente paso. Sin olvidar, claro está, que nunca dejaremos de cometer errores y nos gusten o no, son inevitables e indispensables para crecer como seres humanos. Cada experiencia me ha enseñado a forjar el carácter y las historias el significado del tiempo. Ya lo decía José Emilio Pacheco: “Al planeta como es/no le hago falta/Proseguirá sin mí/como antes pudo/existir en mi ausencia”. Así que por ahora me encuentro de turista o de vago, viviendo al día. Suficiente para que la muerte haga conmigo lo que mejor le plazca.⚅

[Foto: Carlos Ortiz]

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