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Enrique Montañez

Wie Einst, Lili Marleene…


La poesía se sobrepone a cualquier circunstancia humana. La palabra revestida de lirismo es una imperiosidad de orden carnal. El nous en el proceso de la escritura sólo actúa como mero decodificador; el origen del impulso poético-creativo se halla más allá de los linderos de las operaciones mentales. Únicamente con esas presuposiciones es posible concebir que en 1915 Hans Liep, un efímero poeta alemán devenido en soldado para cumplir con las exigencias patrióticas de su nación frente a la Gran Guerra, durante alguna pausa entre batallas y dentro de una trinchera, escribiera unos versos que después se convertirían en letra de una de las canciones románticas fundamentales de la primera mitad de la centuria pasada y que hoy es ícono musical: Lili Marleene.

La primera composición amorosa de la que se tiene registro es de origen sumerio. El poema era interpretado, hace más de cuatro mil años, durante la celebración del matrimonio sagrado anual, en el que el rey desposaba a una sacerdotisa de Inanna, diosa del amor y de la procreación. Transcribo algunos versos: “Me has cautivado, déjame estar temblorosa ante ti,/ esposo, quisiera ser llevada por ti a la cámara nupcial,/ me has cautivado, déjame estar temblorosa ante ti,/ león, quisiera ser llevada por ti a la cámara nupcial”. “Tú, porque me amas,/ dame, te ruego, tus caricias,/ señor mi dios, mi señor protector (…)”. “Tu lugar, bueno como la miel, pon, te ruego, tu mano sobre él,/ trae tu mano sobre él como un vestido gishban (…)”.

El poema de Liep, una elegía en la que el autor añora a su amada, a quien no está seguro de volver a ver, se salvó de la destrucción de la primera gran conflagración mundial. Lale Andersen, cantante danesa que vivía en Alemania, leyó el poema reeditado en 1937 y le pidió a su compositor de cabecera que le adaptara música. En 1938, Norbert Schultze, músico y compositor oficial del Tercer Reich, se interesó en la canción y le pidió a Andersen que la interpretara con el ritmo de tango que él había compuesto. De esta manera, Lale grabó el disco Lili Marleene, que Radio Berlín transmitió como entradilla de la mayoría de sus programas, y pronto se institucionalizó como el himno oficial de la Alemania nazi.

Sin embargo, como la naturaleza de la poesía es disidir, pronto la popularidad de Lili Marleene implosionó el statu quo del nacionalsocialismo. El ministro de Propaganda Joseph Goebbels consideró que la canción minaba la moral de la Wehrmacht por el carácter melancólico del tema. No obstante, Lili Marleene salió avante de los embates del gran ideólogo del régimen nazi, pues la situación anímica del Ejército alemán encontró eco en la canción. Con la voz de Marlene Dietrich, Lili Marleene logró otro de los milagros de fraternidad a distancia que se han suscitado en guerras intercontinentales. La diva Der blaue Engel decidió cantar los versos de Hans Liep en inglés, y de inmediato las tropas aliadas, a las que Dietrich apoyaba, también asumieron a Lili Marleene como el epinicio de su causa. Sentimiento compartido entre ejes militares e ideológicos contrarios, por demiurgo poético, sólo equiparable a su precedente: la tregua de Navidad en 1914.⚅

[Foto: Carlos Ortiz]

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