Yo, como Bukowski, no tengo una opinión política, sólo escribo por escribir, para rascarle los huevos al toro de lidia, para provocar a los que sí tienen una opinión, para reírme un poco de mis pendejadas. Erudito no soy, ni tengo una formación libresca sólida, a penas si un poco de sentido común y los sentidos aguzados para ver los que miran los ciegos, para saber porqué el tuerto es rey, y entender el por que el que tiene dos ojos es un idiota.
Me divierto escuchando las largas disertaciones de los intelectuales y me aburro leyendo sus ensayos llenos de citas e ideas clonadas. Los políticos son cómicos que se aprendieron el discurso del cambio, la verborrea de siempre, la promesa de todas las campañas y el jodido, jodido permanentemente.
En la cofradía de literatos jamás pongo mis esperanzas. No soy un esperanzado de nada. Ahí también hay una pestilencia de corrupción, de colusiones, de fingidas buenas intenciones. De aceptaciones a cambio de bisuterías.
Esta patria está tan contaminada que alzas una piedra y expele un tufo. Las células de un cáncer sin cura se multiplican en cada espacio: los movimientos que nacen con demandas justas con el tiempo tienen desavenencias y se corrompen, y la justicia a la que estuvieron a punto de atrapar por la cola se les escapa.
Los hombres tan afectos al protagonismo se pierden en el marasmo de la atención, una vez instalados en un ladrillo, ni quien los baje de ese pedestal. Mírenme engolosinado en este texto, dando machetazos aquí y allá a lomo de caballo, comiendo carne en vigilia, tirando piedras para ver que se mueve en el agua, o si cae un pájaro del árbol o, mínimo, tirar una piedra al aire y me descalabre, poseído por un vocabulario de 120 palabras, y esperando a quién le arda el culo y brinque como es naturaleza del hombre, agenciarse el resorterazo para devolver la pedrada o sentirse aludido. Repito: escribo sólo para escucharme y coleccionar mentadas de todos los incautos.⚅
[Foto: Gonzalo Pérez]
Comments