Intentar comprender
- Efraim Medina Reyes
- 3 nov
- 2 Min. de lectura

Un auto embistió a mi padre y lo sacó para siempre de este mundo. Al instante supe que el dolor sería el principal signo vital de mi existencia, y que no existe el bien o el mal: se trata del lugar que ocupes en el jodido plano cartesiano, de tu visión de realidad hecha con pedazos de experiencia, búsqueda del conocimiento y ejercicio de voluntad. Entre más limitada sea la voluntad, la experiencia y la búsqueda del conocimiento, menos posibilidad tendremos de discernir y, por ende, consumiremos la basura que segregan los canales inmundos del plano cartesiano, realidad esquemática o Mecanismo.
Cierto, nací ya con talento e inteligencia superior, pero la he potenciado a base de experiencia, infinita voluntad y búsqueda de conocimiento. Duermo poco; me gusta respirar los enigmas que me rodean y que percibo, sobre todo lo que a priori detesto o que está fuera de los límites de mi sensibilidad o entendimiento, lo que en apariencia no me corresponde o debería combatir. Sé que solo debo combatir mi puta ignorancia; el resto es acceder a todos los diálogos posibles y enseñar a quien quiera aprender el camino hacia la lucidez.
No supe que el tal Kirk existía hasta que lo asesinaron. Ese crimen despertó mi curiosidad y estuve indagando sobre el sujeto, y al final no encontré nada en él que lo hiciera merecedor del cobarde disparo. Kirk era un puto provocador; provocar era su negocio y había ya creado una gran empresa. Que un idiota como Trump estuviera al comando de su país era perfecto para difundir su previsible retórica y escandalizar a los tontos que se situaban en el ángulo equidistante de su verborrea. Nada de lo que escuché en sus discursos me pareció particularmente perverso o novedoso; yendo atrás bastaría estudiar algunos pasajes del catolicismo, y seguramente Kirk no resultaría más que un amateur en las lides de ejercer el extremismo conservador.
Dejo por ahora ese argumento y regreso al punto: lo que detestamos y pretendemos no ser debería interesarnos más que nada. Intentar comprender lo que nos asquea es la única empresa que vale la pena afrontar. ⚅
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[Foto: Carlos Ortiz]







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