Notas para perderse después
- Michelle Ruiz
- 7 jul
- 2 Min. de lectura

Hace varios años, en la segunda mitad del siglo XX, existió un término denominado “narrativa azul”, para referirse a las narraciones que exponen temáticas sociales, donde los personajes masculinos jóvenes se enfrentan a las crudas realidades de su tiempo. Este recuerdo me asaltó al terminar de leer “Perdidos” de José Luis Zapata, en Cuartos para perderse después, donde una pareja de adolescentes ingresa a un motel para efectuar un acto en el espacio donde previamente se efectuaron otros actos, uno cada vez más turbio que el otro. En principio, pensé que los personajes se enfrentarían a problemáticas, sí insertas dentro de cuatro paredes, pero no bajo la línea temática propuesta en los cuentos. Debí preverlo cuando el autor, al firmar mi ejemplar, puso: “Con cuidado al leer”.
Varios de los cuentos ocurren en cuartos de motel y exploran las prácticas sexuales de diversos personajes que abrazan la crueldad del mundo. No pude obviarlo: ahí estaban los adolescentes acapulqueños que se ocultan de sus padres para urdir sus pasiones en los cuartos de Caleta, ahí estaba la referencia al turismo sexual infantil denunciado en “Los Acapulco kids” desde hace años, ahí estaban las manchas de sangre que emergen y se extienden por todo el país. Los tonos azulados que noté al inicio del libro se fueron concentrando y me llevaron a desenterrar recuerdos como el de “Isefran N.”, encontrado sin vida en el Motel Ejido hace más de cinco años, o parejas que han sido ajusticiadas recientemente en moteles como El Fuerte de la Garita y El Cielo de Flamingos.
Elipsis, focalización metonímica de los objetos o tropicalización de géneros literarios son algunos de los recursos literarios encontrados en Cuartos para perderse después, recursos situados en función de los temas abordados, que, al ser de naturaleza descarnada, son llevados con una minucia más inclinada al diálogo serio que al morbo fácil.
Las advertencias son ciertas: Cuidado al leer, pues al menos uno de los cuartos nos va a ausentar de la comodidad. La escritura de Zapata es audaz y al mismo tiempo noble con el lector, que, si insiste en reflexionar lo que nos acontece, es seguro que la disfrutará. Sus textos, así como los cuartos de sus cuentos, navegan desde los tonos azules que estructuraron los inolvidables cuentos de siglos anteriores, pero sostienen el agregado oscuro contemporáneo del que se tiñe nuestra realidad. ⚅
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[Foto: David Espino]
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