Villanos memorables

En días pasados se organizó, en distintas plazas públicas del país, la clase nacional de boxeo. Me enteré de la actividad la noche del lunes, mientras veía las noticias después de un día extenuante en el trabajo. Digo extenuante, porque decir “día de mierda” sería inapropiado, injusto. Si algo tiene el servicio público es la particularidad de operar en función del ánimo y ganas del entramado humano, ese que sostiene el aparato político llamado Estado, Institución.

Así que, frente a las imágenes que ilustraron la noticia, solo pude pensar en la cantidad de hojas que debieron gastarse para imprimir los oficios con la información de la actividad. Oficios que llegaron a cientos de manos, en muchísimas dependencias. Dependencias operadas, en su mayoría, por funcionarios mal pagados, o incapaces, o frustrados, o muy talentosos, o con el ánimo intacto. Celebré el esfuerzo a nivel operativo; visto desde afuera podría parecer una actividad más, planeada para llenar una agenda que probablemente no tiene pies ni cabeza, ni plan de desarrollo. Sin embargo, la actividad se ejecutó, a pesar de las trabas burocráticas y de las tribus políticas que se devoran sin piedad en esta politiquería caníbal, donde todos se desconocen una vez dentro de la trama institucional. Si la vida pública y política de nuestro país está sometida a las dinámicas caníbales del partido hegemónico, ¿qué podemos esperar?

El noticiero siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido —cantaba Joaquín Sabina—, hasta que la pantalla reprodujo las imágenes de Carlota “N”, quien se hizo célebre por un evento que la involucra en un delito. Una mujer de 74 años que se volvió meme. Escaló tanto esa popularidad que me encontré, incluso antes de saber lo sucedido, un cartel en un tianguis que tenía un retrato de ella, sosteniendo una pistola, con la leyenda: “dispárame unos chicharrones”. Llevo un par de semanas diseñando una actividad que involucre a personas de la tercera edad, un “algo” que promueva el diálogo y el rescate de la memoria colectiva, atesorada por ese sector de la sociedad que muchas veces es ignorado en las políticas culturales. La oleada de memes y chistes sobre el tema me dejó pasmada.

A veces, solo me queda pensar que lo más recordado en una historia son los villanos memorables. ⚅

[Foto: Gonzalo Pérez]